Papa no quiere que los católicos se pasen a las iglesias evangélicasAlan Clendenning/AP/Servicios de Clave Digital EL MEJOR PERIODICO DIGITALSAO PAULO.-Por todo Brasil muchedumbres de evangélicos llenan locales e iglesias agitando sus Biblias en el aire.
El papa Benedicto XVI intentará detener esa ola de fervor protestante cuando llegue el miércoles a Brasil en su primera visita a Latinoamérica.
En un intento por revitalizar a los más de 100 millones de católicos de Brasil, el Pontífice canonizará al primer santo nacido en el país, celebrará misas a la que se espera la asistencia de millones de participantes en Sao Paulo, y abrirá una conferencia de los obispos latinoamericanos y del Caribe.
Pero los expertos dudan de que el viaje papal de cinco días, que se inicia el miércoles, revierta la migración de católicos romanos que están pasando a las filas de los protestantes o simplemente dejaron de asistir a misa en medio de profundos cambios sociales.
Casi la mitad de los 1.000 millones de católicos del mundo vive en América Latina, pero las iglesias pentecostales vienen creciendo con la promesa de una intervención divina para salir de una vida de miseria, en una región donde la división entre los ricos y pobres está entre las peores del planeta.
De acuerdo con el censo brasileño, el porcentaje de ciudadanos que se califican de católicos cayó de 89% en 1980 a 74% en el año 2000, mientras que los que se identifican como evangélicos protestantes subieron en el mismo período de 7% a 15%. Los expertos creen que la tendencia se ha fortalecido desde aquel último censo en el 2000.
Un estudio divulgado el 2 de mayo por la reconocida Fundación Getulio Vargas _con datos del censo_ mostró que el declive de los católicos se habría estabilizado entre los años 2000 y 2003, mientras el porcentaje de los protestantes sigue en alza.
El ex arzobispo de Sao Paulo, el cardenal Claudio Hummes, dijo a los reporteros que la pérdida es "una hemorragia y no se ha acabado".
"Se debe a un expansionismo de las sectas protestantes que atraen a un mayor número de católicos bautizados, pero también a un relativismo moral, importado de Europa e introducido en el continente sobre todo por las clases dirigentes locales, los medios masivos y los intelectuales", dijo Hummes, actualmente prefecto en el Vaticano de la Congregación de Obispos.
El giro en las filas católicas ha coincido con la lucha de los líderes del Vaticano en América Latina contra una serie de factores que van desde la distribución gratuita de condones en Brasil para combatir el sida, el crecimiento de los matrimonios de divorciados y que no son reconocidos por la iglesia, hasta la reciente decisión de la ciudad de México de permitir el aborto durante las primeras 12 semanas de gestación.
"La iglesia católica encara no sólo la competencia, sino pérdidas en América Latina", dijo Fernando Segovia, profesor de teología en la Universidad de Vanderbilt. "Esto tiene que estar en la cabeza de Benedicto, sumado a la severa escasez de clérigos. Se ponen esas dos cosas juntas y se consigue una situación realmente difícil de manejar para Roma", agregó.
Muchos se preguntan si Benedicto podrá lograr revertir la tendencia, especialmente considerando que la situación de la Iglesia católica en Latinoamérica empeoró a pesar de las frecuentes visitas a la región de su predecesor, Juan Pablo II.
"El fue el papa peregrino, quien fue a América Latina como un héroe conquistador, pero a pesar de la popularidad de Juan Pablo II las cosas empeoraron durante su período", dijo el ex reportero radial del Vaticano David Gibson. El nuevo pontífice "tiene 80 años y no es Juan Pablo II en sus primeros años. Benedicto es un hombre más viejo, un teólogo, un hombre de palabras más que de presencia y acción", añadió.
Otros también ven en el Papa de origen alemán a un hombre que carece de contacto con el mundo en desarrollo, aunque el Vaticano recientemente resaltó las preocupaciones del pontífice con los problemas que van desde la pobreza y la deuda externa hasta la lucha contra el tráfico de armas.
"No es verdad que sea un eurocentrista como algunos afirman", dijo el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.
La Iglesia católica ha intentado hacerse relevante en la vida brasileña, promoviendo ante el gobierno la entrega de tierras a campesinos y la eliminación de las condiciones de trabajo esclavizante en el Amazonas. Pero los expertos afirman que las iglesias evangélicas han sido más efectivas.
El catolicismo "ha intentado mantener el paso, pero no lo ha conseguido", dijo Fernando Altermeyer, un profesor de teología de la Universidad Católica de Sao Paulo.
Las congregaciones protestantes fueron más allá y alcanzaron a segmentos pobres de los brasileños cubriendo necesidades básicas.
"Los pentecostales generan un sentido íntimo y personal de comunión con Dios", dijo Luis Lugo, director del no gubernamental Foro Pew sobre Religión y Vida Pública, con sede en Washington. Además "tienden a generar un sentido muy fuerte de comunidad con un mayor porcentaje de pentecostales que participan en pequeñas actividades como el estudio de la Biblia, investigación, ofrecimiento de ayuda financiera, búsqueda de empleo".
En un reciente servicio dominical en un enorme templo en forma de caja de la Iglesia Pentecostal Dios Es Amor, cerca de las autopistas de Sao Paulo, miles de obreros y sus hijos agitan sus manos y gritan "Aleluya" en varias lenguas mientras los pastores prometen que Jesús resolverá sus problemas terrenales y les garantizan el boleto de ingreso al cielo.
Cientos de ellos colocan dinero en pequeños sobres y buscan dentro de cajas oraciones que les ayuden a conseguir trabajo, prosperidad y salud.
A menos de dos kilómetros de distancia, varios cientos de personas, la mayoría de clase media y ancianos, están sentados en la iglesia católica Nuestra Señora de la Consolación, decorada con vitrales y bancos tallados hace décadas de madera brasileña.
El grupo se levanta obedientemente para rezar el rosario y cantar himnos, luego se sienta en silencio mientras un sacerdote les exhorta a buscar la salvación siendo fieles ovejas en el rebaño de Dios. (El corresponsal de Associated Press en el Vaticano, Victor Simpson, contribuyó a este reportaje).